“La risa es como un limpiaparabrisas.Nos permite
avanzar aunque no detenga la lluvia” (Gerard Jugnot)
Me gusta mucho
reírme, muchísimo. Creo que es una de las mejores cosas que podemos hacer las
personas, reírnos hasta no poder más. Reírnos en los buenos momentos y en los
no tan buenos, reírnos de las cosas buenas y reírnos un poquito también de las malas.
Tomarnos con humor las cosas que nos van sucediendo. Poder reír todos los días
es un regalo, es sinónimo de que las cosas van bien.
También me
gustan esas sonrisas traviesas que se escapan cuando menos te lo esperas. Cuando,
por ejemplo, vas andando por la calle, pensando en tus cosas, y de repente te
das cuenta de que estás sonriendo. El otro día me pasó eso cuando me cruzaba
con una chica y ¡resulta que ella sonrió también!
Hay muchos
tipos de personas pero, sin duda, mis favoritas son las que regalan sonrisas. Esas
que te sonríen cuando te sientas a su lado en el autobús o que te sonríen
cuando se ponen detrás de ti en la cola del supermercado. Me gusta cuando el
camarero me toma nota con la sonrisa puesta o la panadera no deja de sonreír al
darme el pan. Sí, sin ninguna duda, me encantan las personas que sonríen.
También hay
muchos tipos de risa; mi favorita es la risa sincera. No me gustan las
carcajadas forzadas, ni la risa estridente, me gusta la risa de verdad. Cuando las
personas sonríen de verdad no lo hacen solo con los labios, lo hacen con toda
la cara. La verdadera sonrisa se ve reflejada en los ojos. Me encanta ver cómo
las personas sonríen con la mirada. Me encanta la risa sincera.
Creo que no
soy la única persona del mundo a la que le gustan estas cosas así que un consejo,
ríete. Ríete mucho. Sonríe a las personas, regala sonrisas. De momento la risa no
soluciona los problemas, es posible que después de unas carcajadas las cosas sigan
exactamente igual que al principio pero, si llegan tiempos malos qué mejor forma
de darles la bienvenida que con una sonrisa.
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