lunes, 13 de enero de 2014

Ríete




“La risa es como un limpiaparabrisas.Nos permite
 avanzar aunque no detenga la lluvia” (Gerard Jugnot)




Me gusta mucho reírme, muchísimo. Creo que es una de las mejores cosas que podemos hacer las personas, reírnos hasta no poder más. Reírnos en los buenos momentos y en los no tan buenos, reírnos de las cosas buenas y reírnos un poquito también de las malas. Tomarnos con humor las cosas que nos van sucediendo. Poder reír todos los días es un regalo, es sinónimo de que las cosas van bien.

Me gustan las carcajadas contagiosas. Esas veces en las que alguien se pone a reír y detrás empiezas tú, no por nada en particular, sino porque te ha contagiado. Después suele pasar que se entra en un bucle de risas y que ya no hay quien pare. A veces duele eso de reír demasiado, duele la tripa y caen lagrimones, pero me gusta. Me gusta muchísimo. 




También me gustan esas sonrisas traviesas que se escapan cuando menos te lo esperas. Cuando, por ejemplo, vas andando por la calle, pensando en tus cosas, y de repente te das cuenta de que estás sonriendo. El otro día me pasó eso cuando me cruzaba con una chica y ¡resulta que ella sonrió también!

Hay muchos tipos de personas pero, sin duda, mis favoritas son las que regalan sonrisas. Esas que te sonríen cuando te sientas a su lado en el autobús o que te sonríen cuando se ponen detrás de ti en la cola del supermercado. Me gusta cuando el camarero me toma nota con la sonrisa puesta o la panadera no deja de sonreír al darme el pan. Sí, sin ninguna duda, me encantan las personas que sonríen.

También hay muchos tipos de risa; mi favorita es la risa sincera. No me gustan las carcajadas forzadas, ni la risa estridente, me gusta la risa de verdad. Cuando las personas sonríen de verdad no lo hacen solo con los labios, lo hacen con toda la cara. La verdadera sonrisa se ve reflejada en los ojos. Me encanta ver cómo las personas sonríen con la mirada. Me encanta la risa sincera.

Creo que no soy la única persona del mundo a la que le gustan estas cosas así que un consejo, ríete. Ríete mucho. Sonríe a las personas, regala sonrisas. De momento la risa no soluciona los problemas, es posible que después de unas carcajadas las cosas sigan exactamente igual que al principio pero, si llegan tiempos malos qué mejor forma de darles la bienvenida que con una sonrisa. 


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