lunes, 12 de octubre de 2015

Días otoñales

Hoy, como suele pasar con estos días de fiesta, hemos aprovechado para juntarnos a comer en familia. Veinticuatro, para ser exactos. Hemos vuelto a la casa del pueblo, probablemente sea la última vez que vayamos hasta la próxima primavera.

Las calles que hace sólo un mes y medio estaban repletas de gente hoy se veían totalmente vacías. Ya no estaban las sillas en las puertas de las casas, ni las bicicletas, patinetes, los balones…



Ha sido una comida de esas que se alargan, con mucho jaleo, muchas conversaciones y alguna que otra foto. Todavía calentaba un poco el sol, pero aún así, para estar bien dentro de casa hemos encendido la chimenea.

Por la tarde hemos aprovechado para dar un paseo. Los paisajes que se veían hoy eran totalmente diferentes a los de los últimos meses. Las hojas cubrían las calles, parques y caminos. Estaba todo precioso.



Pronto nos hemos dado cuenta de que se estaban echando las nubes y cuando aún estábamos disfrutando de la tarde se ha puesto a llover. Truenos y relámpagos nos han llevado a todos a casa, donde, gracias a que habíamos encendido la chimenea, se estaba de cine. Cerca del fuego, secos y oyendo la tormenta, hemos terminado un buen día.

A veces cuando acaba el verano parece que se nos cae el mundo encima, que el otoño nos trae malos días, que la lluvia y el frío nos dejan semanas grises… Parece, pero no. El otoño también está lleno de colores, a veces simplemente tenemos que prestar un poco más de atención. 

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